Ya era hora, algo se empieza a mover ante la mirada atónita e incredulidad de los políticos inmersos en sus campañas multimillonarias de marketing y captación de votos.
Las protestas que estamos viendo estos días obedecen a un desencanto social, a un descontento generalizado hacia el actual sistema político y económico y hacia esa clase política profesionalizada cada vez más alejada de los problemas reales de la gente, responsable de meternos en esta espiral de podredumbre y decadencia social.
Les han pillado absolutamente descolocados, sin saber por donde tirar, a algunos se les ve nerviosos y ya han empezado a utilizar sus medios represivos de control, otros en cambio, como siempre ocurre en estos casos, han comenzado a intentar arrimar el ascua a su sardina. Ya se sabe que en agua revuelta…