Cuando nos van quedando escaso número de telediarios para que, de una vez por todas, se nos eche encima el día de las elecciones generales, nuestro nunca suficientemente ponderado ministro Montoro parece haber ingeniado una operación de marketing mediante la que, como Dios no lo remedie, va a conseguir alejar del PP -de por vida- la menor sombra o sospecha de que dicho partido haya podido tener cualquier clase de relación con eso que llaman corrupción. Y, de otra parte, como quien no quiere la cosa, nos va dar a todos -urbi et orbi-, un ejemplo práctico de eso que llaman ahora «optimización» de los recursos humanos y materiales de los que dispone bajo su arbitrio en el Ministerio de Hacienda.
Parece ser que durante la filmación de la película «Ocho apellidos catalanes», en el pueblo ese en el que se desarrolla una gran parte de la misma -y de cuyo nombre no consigo acordarme-, actuaron en calidad de extras bastantes de los vecinos de la localidad, como suele ser habitual en tales casos, a todos los cuales la respectiva empresa les retribuyó con la cantidad de 60 euros por día trabajado. Lee el resto de esta entrada »