Hay que reconocer que hoy, igual que en los últimos tiempos, las Españas no están para muchas alegrías. Los «dueños del cotarro» han conseguido -una vez más- hacernos perder miserablemente el tiempo, distrayéndonos de lo que debiera ser dedicar nuestros esfuerzos para salir del marasmo, y superar la sensación de derrota y de la falta de futuro que nos invade, paraliza y corroe a una parte considerable del país.
A cambio de la aparente derrota del actual Gobierno central, los «señores del IBEX» han logrado el relevo generacional de los que a partir de ahora se encargarán -entre otras cosas, y con carácter prioritario- de seguir dando coces contra el aguijón separatista. Porque, de creer a los adoctrinadores oficiales, en eso consiste fundamentalmente nuestra identidad y orgullo nacional.
¡Feliz Navidad!