El solsticio de verano

junio 23, 2016
Solsticio de verano, noche de San Juan, San Joan sua, días de luz y noches de fuego. Fuego cuyo significado viene a ser el de la purificación de las personas que lo contemplan y  saltan las hogueras creadas con maderas y elementos de los que se intentan desprender para siempre. Luz con la que se pretende dar más fuerza y vigor al sol que con los días irá haciéndose cada vez más débil hasta el solsticio de invierno, allá por diciembre, en el que de nuevo empezará poco a poco a remontar y tomar la fuerza necesaria para darnos calor y bienestar.

Días de ritos ancestrales, como el de beber agua y lavarse en determinadas fuentes mágicas para sanar y evitar enfermedades cutáneas. Días llenos de tradiciones y momentos especiales en los que se pueden ver los portales rodeados de ramas de fresno (lizarra en euskera), disfrutar de la bordon dantza, el aurresku y escuchar los sones del  delicioso zortziko de San Juan.

En casa, por esta época, siempre he oído a los mayores  recitar la letra, con cierto tono irónico, de la siguiente coplilla:

Entre Cárcar y Andosilla

Falces y San Adrián,

hacen los hijos a medias

y los reparten por San Juán.

¡Qué artistas!


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